domingo, 6 de junio de 2010

en el pavimento

en el pavimento
queda por la tarde
la sangre seca
de las perras en celo.

algunos
las agarran del cuello y las hacen morir:
no soportan la libido gloriosa
que alborota los machos
los mechones de pelo en las puertas de alambre
el olor rijoso del orín
en los carteles de las tiendas.

las perras son dóciles al entrar
en las bolsas de nylon
obedecen y se pliegan al tamaño
enarcan los huesos
se acomodan a la muerte
al silencio

conozco esa mansedumbre de haberla ejercido
basta tocar la marca roja en el cuello
para evocar soga y dueño
pero yo mordi la mano y ahora tengo esta libertad grande
en que me afixio.
                                     Elena Anníbali